OTRA, PREGUNTA Y TRASCRIBE: David Thomson (Para Back Story)
MUCHAS
LEEN: cuando se publica o años después, dado su interés.
ALGUNA BUSCA: a partir de unos comentarios, complementando los escogidos
Este trabajo, en su mayor parte, no hace más que reflejar las opiniones de Niven Busch sobre unas personas concretas y acercarnos a una manera de hacer cine típica de la época de los Grandes Estudios. Así, pues, el mérito que pueda tener es de él. Pero, a través de sus comentarios, podemos apreciar como la relación entre las personas que trabajaban con él, al nivel que fuese, se basaba en la inteligencia, el sentido común, el reconocimiento a la capacidad de los demás, el ojo clínico para descubrir el talento todavía por demostrar, la disciplina ante quien da las órdenes y en el propio trabajo, las condiciones innatas para aprender -y rápido- sobre la marcha y de hacer las cosas de la mejor manera posible, siempre que las circunstancias y el presupuesto asignado lo permitiera.
Niven Busch tenía una capacidad innata para escribir y su gran duda era decidir cual de los medios en los que desarrolló su labor era el más adecuado. Duda que, cuando fue entrevistado por David Tomson en 1983, ya con 80 años, se mantenía; hasta el punto que no estaba seguro que fuese una decisión acertada retirarse del cine en 1953 para centrarse en la novela. Su facilidad para desenvolverse con éxito en cualquier medio y ganarse la vida era un inconveniente a la hora de decidirse por uno u otro.
Sobre Howard Hawks y los títulos de crédito de The crowd roars:
"Le habían enviado (a Howard Hawks) tres guiones y ya había tenido a Kubec Glasmon, John Bright y Seton I. Miller trabajando en la historia. Y Zanuck estaba harto de mandarle guionistas. Me envió con una nota muy halagüeña que decía: "Busch, de The New Yorker, es un estupendo escritor de diálogos y me da la sensación de que puede darte lo que necesitas" (...) Yo no había escrito una sola línea de diálogo (...) Hawks quería un escritor de categoría (...) Teníamos una reunión cada tarde después del rodaje del día; yo tenía que estar todo el día en el plató, pero hacía el esfuerzo (...) Él me describía con infalible precisión cómo debía desarrollarse la escena (...) Yo tomaba notas, volvía a casa; con mi memoria fresca, escribía la escena, lo cual me solía llevar hasta pasada la medianoche (...) Al cabo de una semana, me dijo: "Sabes, Niven, estás haciendo un buen trabajo". Así que yo estaba contento (...) Todo el diálogo de esa película era mío; aunque aquellos otros tres tipos aparecían en los créditos (ver en el cartel los guionistas, sin Niven Busch)...
Hawks conocía muy bien el lenguaje de la cámara (...) Tenía un gran talento (...) Miraba una escena y siempre sabía si algo estaba mal... Tenía un buen sentido del reparto, de lo que la gente podía hacer y de lo que no."
En una las ocasiones, en casa de Hawks, que le explicaba cómo debía ser una escena, Niven se permitió decirle que consideraba que no debía hacerse como le decía.
Busch: "Me lanzó su feroz mirada de reptil. Tenía unos ojos azules fríos como el hielo (...) Era distante, como venido del espacio exterior (...) Te miraba con aquellos ojos congelados (...) Hacías lo que él decía, y por lo general lo sabía condenadamente bien."
Este trabajo, en su mayor parte, no hace más que reflejar las opiniones de Niven Busch sobre unas personas concretas y acercarnos a una manera de hacer cine típica de la época de los Grandes Estudios. Así, pues, el mérito que pueda tener es de él. Pero, a través de sus comentarios, podemos apreciar como la relación entre las personas que trabajaban con él, al nivel que fuese, se basaba en la inteligencia, el sentido común, el reconocimiento a la capacidad de los demás, el ojo clínico para descubrir el talento todavía por demostrar, la disciplina ante quien da las órdenes y en el propio trabajo, las condiciones innatas para aprender -y rápido- sobre la marcha y de hacer las cosas de la mejor manera posible, siempre que las circunstancias y el presupuesto asignado lo permitiera.
Niven Busch tenía una capacidad innata para escribir y su gran duda era decidir cual de los medios en los que desarrolló su labor era el más adecuado. Duda que, cuando fue entrevistado por David Tomson en 1983, ya con 80 años, se mantenía; hasta el punto que no estaba seguro que fuese una decisión acertada retirarse del cine en 1953 para centrarse en la novela. Su facilidad para desenvolverse con éxito en cualquier medio y ganarse la vida era un inconveniente a la hora de decidirse por uno u otro.
OPINIONES:
Sobre James Cagney, que interpretó a un piloto de carreras en The crowd roars:
"Me hice amigo de James Cagney en The crowd roars (Avidez de tragedia), 1932,
una de sus primeras películas (...) Hice con él otra, He was her
man (es mi hombre), 1933, con Joan Blondell (...) Los actores vivían en su
propio mundo, y tú vivías en el tuyo (...) Tenías buenos amigos mientras
estuvieras haciendo una película con ellos, pero luego te ibas a
trabajar en otra película y no los volvías a ver (...)
Cagney nunca se sintió atraido por ninguno de los deportes que yo practicaba. Nunca se subió a un caballo, los odiaba. Incluso odiaba los coches. Solía conducir a menos de 20 kms/h. Llegaba a pensar que ibamos marcha atrás. Era espantoso dar una vuelta con él (...)
Al darle a la gente sus papeles, Jimmy me decía: "¡Santo Dios, Niven, ¿qué es esta mierda? No puedo decir estas tonterías". Yo le conterstaba: ¿Qué es lo que quiere decir, Jimmy? Y él decía: "Bueno, mira, creo que debo entrar y decir, Vete a tomar por culo". Y solía darme un diálogo obsceno, el cual yo convertía en algún tipo de inglés admisible. Una vez que lo tenía siempre le gustaba"
Sobre James Cagney, que interpretó a un piloto de carreras en The crowd roars:
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Bajo el codo la palanca del cambio
de marchas. Como en todas sus
películas, Cagney daba la impresión de que lo había hecho toda su vida |
Cagney nunca se sintió atraido por ninguno de los deportes que yo practicaba. Nunca se subió a un caballo, los odiaba. Incluso odiaba los coches. Solía conducir a menos de 20 kms/h. Llegaba a pensar que ibamos marcha atrás. Era espantoso dar una vuelta con él (...)
Al darle a la gente sus papeles, Jimmy me decía: "¡Santo Dios, Niven, ¿qué es esta mierda? No puedo decir estas tonterías". Yo le conterstaba: ¿Qué es lo que quiere decir, Jimmy? Y él decía: "Bueno, mira, creo que debo entrar y decir, Vete a tomar por culo". Y solía darme un diálogo obsceno, el cual yo convertía en algún tipo de inglés admisible. Una vez que lo tenía siempre le gustaba"
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Comedor de la Warner durante un descanso de The crowd roars. Joan Blondell y detrás, James Cagney, no ident., Guy Kibbee y Niven Busch |
"Le habían enviado (a Howard Hawks) tres guiones y ya había tenido a Kubec Glasmon, John Bright y Seton I. Miller trabajando en la historia. Y Zanuck estaba harto de mandarle guionistas. Me envió con una nota muy halagüeña que decía: "Busch, de The New Yorker, es un estupendo escritor de diálogos y me da la sensación de que puede darte lo que necesitas" (...) Yo no había escrito una sola línea de diálogo (...) Hawks quería un escritor de categoría (...) Teníamos una reunión cada tarde después del rodaje del día; yo tenía que estar todo el día en el plató, pero hacía el esfuerzo (...) Él me describía con infalible precisión cómo debía desarrollarse la escena (...) Yo tomaba notas, volvía a casa; con mi memoria fresca, escribía la escena, lo cual me solía llevar hasta pasada la medianoche (...) Al cabo de una semana, me dijo: "Sabes, Niven, estás haciendo un buen trabajo". Así que yo estaba contento (...) Todo el diálogo de esa película era mío; aunque aquellos otros tres tipos aparecían en los créditos (ver en el cartel los guionistas, sin Niven Busch)...
Hawks conocía muy bien el lenguaje de la cámara (...) Tenía un gran talento (...) Miraba una escena y siempre sabía si algo estaba mal... Tenía un buen sentido del reparto, de lo que la gente podía hacer y de lo que no."
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"Me lanzó su feroz mirada de reptil" |
Busch: "Me lanzó su feroz mirada de reptil. Tenía unos ojos azules fríos como el hielo (...) Era distante, como venido del espacio exterior (...) Te miraba con aquellos ojos congelados (...) Hacías lo que él decía, y por lo general lo sabía condenadamente bien."
Y añade lo que le dijo Hawks sobre los derechos de autor, que corrobora la fama de Hawks sobre su facilidad para considerar como propio el trabajo ajeno:
Hawks: "Mire, Niven. lo que estoy escribiendo y rodando es mi adaptación de una obra de Kenyon Nicholson titulada The Barker... La he sacado del marco del carnaval y la he ambientado en el autódromo. Queda muy bien. nadie va a enterarse de su procedencia (...) Aquí está la escena que vamos a rodar mañana. Escríbela de la forma que está aquí pero no uses las mismas palabras."
Unos días más tarde:
Busch: Sr. Hawks, es posible que le demanden por plagio
Hawks: En otras circunstancias es posible que sí. ¿No comprendes que ahora esta es una historia original mía? He vendido Crowd roars a la Warner. No corro ningún riesgo de que me demanden porque The barker ya les pertenece".
La entrevista, editada en Back story 1, da mucho de sí. Lo escogido para este trabajo es una mínima parte, de ahí que recomiendo leerla completa, junto con otras también muy interesantes. Sin embargo, en ninguna como en ésta, lamenta el lector que no fuese más extensa porque Niven Busch era un excelente conversador, ameno, divertido, con muchísimos recuerdos interesantes y una vida tan interesante o incluso más, que alguna de las personas con las que trabajó.
La entrevista, editada en Back story 1, da mucho de sí. Lo escogido para este trabajo es una mínima parte, de ahí que recomiendo leerla completa, junto con otras también muy interesantes. Sin embargo, en ninguna como en ésta, lamenta el lector que no fuese más extensa porque Niven Busch era un excelente conversador, ameno, divertido, con muchísimos recuerdos interesantes y una vida tan interesante o incluso más, que alguna de las personas con las que trabajó.