INTRODUCCIÓN
El comienzo
de este trabajo sobre Bárbara Stanwick no
es el habitual en lo que publico, pero en este caso es adecuado porque a
través de las opiniones de una persona, el director Fritz Lang, queda muy clara la forma de ser
de la actriz en el plano profesional e, indirectamente, en el personal. Están
extraídas de unas conversaciones del director con Peter Bodganovich -escritor y más
tarde, también director- al analizar la película "Clash by
night", de 1952. Éstos son los párrafos en los que Lang se
refiere a ella:
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…"Fue maravilloso
trabajar con Bárbara Stanwick, Robert Ryan y Paul
Douglas… pero no fue fácil trabajar con Marilyn Monroe.”
...“Recuerdo que
Bárbara tenía una escena muy difícil en un patio, colgando ropa de una cesta de
lavado y diciendo sus diálogos. No que colgara algo y después dijera una frase,
sino haciendo las dos cosas a la vez. Y Marilyn tenía una o dos frases en la
escena que equivocaba constantemente. No oí a Bárbara una sola protesta; fue
muy amable con ella. Paul Douglas la odiaba.”
… "los
periodistas venían a la hora de comer, y como Bárbara era la estrella, todo el
mundo intentaba asegurarse de que fuera entrevistada. Pero los reporteros
decían: “no queremos hablar con Bárbara, queremos hablar con la chica de las
tetas grandes”. Otra mujer se hubiera puesto furiosa. Bárbara, nunca. Sabía lo
que estaba ocurriendo”.
... “Jerry Wald quería
darle a Marilyn carteleras de estrella tan grandes como a los otros. Douglas
dijo: “Nunca daré mi consentimiento; ¡nunca!” Ryan no dijo nada, pero Bárbara
dijo: ¿Qué quieres?: es una estrella naciente”.
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Con Fritz Lang en un descanso del rodaje de "Clash by night": sintonía total. Cuando dialogan dos personas inteligentes, sensatas y abiertas a lo que escuchan, siempre se entienden. |
RUBY
Estuvo dos temporadas en el espectáculo de Zigfield y los dos años
siguientes en clubs nocturnos, simultaneando el trabajo con el de instructora
de baile en un club de la Texas
Guinan, en donde trabó amistad con el pianista Oscar
Levant, con quien años más tarde coincidiría
en Hollywood. En 1926, Billy La Hiff, dueño de
un club nocturno le presentó al empresario teatral Willard
Mack, que estaba completando el reparto de “La soga” y buscaba una
actriz para el papel de una corista. La Hiff convenció a Mack para que le
hiciera una prueba, con el argumento de que nadie mejor que una verdadera
corista para interpretar el papel. Pasó la prueba con éxito, pero la obra no
tuvo un buen comienzo. Sin embargo, fue suficiente para que Mack viera claras
las grandes posibilidades de Ruby, que no sólo no desentonaba con sus
compañeros de reparto sino que incluso destacaba en sus breves intervenciones.
Decidió suspender las representaciones, ampliar el papel de ella, dotándolo de
mayor dramatismo, y volver a estrenar semanas más tarde. La obra se convirtió
en uno de los éxitos de la temporada, con cerca de 200 representaciones.
Ruby
Stevens daba paso a Bárbara Stanwick, nombre artístico compuesto del
nombre de su personaje en la obra y el apellido de otro.
Una escena de "La soga" con el protagonista, el actor Rex Cherryman,
con el que mantuvo una relación amorosa. |
Es
posible que quienes le facilitaron el acceso a las Variedades y a
Zigfield Follies y, más tarde, al Teatro no lo hicieran por amor al arte,
o llevados de la simpatía o la ternura que les despertaba una chica tan joven,
pero Ruby, con dieciséis años era ya una mujer de recursos, inteligente, con
carácter y muy capaz de nadar en aguas turbulentas. Se podría decir que cuando
algunos de los tiburones iban, ella ya volvía, aunque alguna de
las travesías debió llevarse algún mordisco...
Su
trayectoria posterior deja bien claro que, cualquiera que fueran las
circunstancias por las que tuvo que pasar, si le hicieron mella no le
impidieron seguir su camino y convertirse en una actriz muy completa y una
excelente compañera, con una capacidad de comprensión y una paciencia
franciscana capaz de aguantar sin inmutarse las torpezas de algunos colegas,
fueran actrices, actores o directores.
BÁRBARA
Conoció
al actor Frank Fay, con el que se casó,
quizá viendo en él una mezcla de marido y padre. Precisamente se lo presentó
Oscar Levant, hecho más que sobrado para que Bárbara le hubiese retirado la
amistad, pero, a lo que parece, no se lo tuvo en cuenta.
Aceptó una propuesta para hacer cine
en Hollywood. Fue el principio de su carrera y también la confirmación de que
su marido era un actor que no interesaba a nadie; violento, machista y con más
afición a la bebida y a dirigir la carrera de su esposa y vivir a su costa que
encauzar la suya. Bárbara podía ser muy comprensiva y paciente, pero no tanto
como para aguantar a semejante cenutrio, así que se divorció de él. A mí,
particularmente, me resulta incomprensible que una chica tan lista no fuera
capaz de darse cuenta y, encima, se casara con él. Fay llevaba escrito en la
cara su verdadera personalidad.
Es posible que las únicas
interpretaciones buenas de Fay como actor fueran las que hizo a Stanwick para
convencerla de que era el marido ideal para ella...
El primer marido, un pesado lastre, que había visto claro que era mucho mejor
hacerse manager su esposa que dedicarse a su propia carrera. he leído en varios sitios
que la película "A star is born" ("Ha nacido una estrella") está basada en ellos,
pero me parece una solemne tontería.
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Como persona es difícil
encontrar una opinión negativa sobre ella, aunque debe haberlas, faltaría más.
Como profesional creo que debe ser imposible. Otra opinión de peso, la del
director Billy Wilder, que no era precisamente de los que se mordían la lengua al referirse a
sus colegas.
En conversaciones
con Cameron Crowe, (periodista, guionista y más tarde director de,
entre otras, “Jerry Maguire”) analizando "Double
indemnity" ("Perdición"), un personaje escrito por
Wilder para ella:
"... Ensayé con
ella una o dos veces como máximo, y no era muy distinto de lo que ella había
pensado. Era una mujer extraordinaria. Cogió el
guión, le gustó desde el principio... Con Stanwick no tuve ninguna dificultad.
Y se sabía el guion y los diálogos de todo el mundo. Uno podía despertarla a
mitad de la noche y se sabía la escena. Ni un fallo, ni un error; tenía un
cerebro maravilloso..."
RUBY, BÁRBARA y yo
De jovencito vi a Bárbara Stanwick
en varias películas, sin enamorarme de ella, supongo que
porque la veía como una señora mayor e incluso, en algunas fotos se parecía a
mi madre, por el peinado, el físico o la manera de vestir. Sólo se llevaban dos
años y habían crecido y hecho mayores en épocas parecidas. Digamos que "se
daban un aire"...
"Clash by night". Sólo tenía 45 años y quizá el papel lo requería, pero tampoco había necesidad de encasquetarle ese peinado... |
Mis amores de los 50s eran Audrey Hepburn y Janet
Leigh, mayores que yo pero de una edad más cercana. Sin
embargo, mi subconsciente retenía su imagen y cuando la volvía a ver,
fuera en una película o en una revista, atraía mi atención. Más adelante, la
memoria me devolvería las imágenes retenidas. No me ocurría con otras actrices
de parecida edad o categoría, como pudieran ser Bette Davis o Joan
Crawford, a las que me acercaría muchos años más
tarde, aunque de otra manera.
Pasado el tiempo, unas y otras
permanecen en el recuerdo de muchas personas, la mayoría de las cuales nacieron
en los albores de su carrera o cuando ya habían fallecido. Es el mejor ejemplo
de su valía, más allá de cánones de belleza, modas, “redescubrimientos” comerciales
y endiosamientos gratuitos.
Las películas realizadas a partir de
principios de los 50s y hasta que se dedicó exclusivamente a la televisión,
únicas vistas en el momento en que se estrenaron, eran tan sólo una parte
minúscula de su carrera y un reflejo muy difuminado, por lo tanto, de su
personalidad. Cuando tuve oportunidad de ver las películas de Stanwick
realizadas entre 1930 y 1945; cambió de una manera radical mi forma de verla.
En cualquier caso, yo todavía no
había llegado a ese punto de madurez que permite analizar el trabajo de una
persona a través de la labor de toda una vida y no sólo de una parte de ella.
Es decir, ver el bosque, no unos cuantos árboles, sin dejarse influenciar por
la simpatía hacia la persona y su atractivo. Cuando el interés por conocer va
más allá de lo profesional e incluye lo personal.
Si yo, en vez de nacer en 1942 lo
hubiese hecho veinte o treinta años antes -cualquiera que fuera la época, entre
1907, su nacimiento, y 1920, por situar un límite razonable- Bárbara
Stanwick hubiera sido uno de mis Amores de Cine, ya que habría ido
creciendo al unísono con ella y el impacto que recibí, muchos años
después, se hubiera producido a su debido tiempo.
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Henry Fonda, un excelente actor, devorado en pantalla por Stanwick. Cuando vi la película me pareció que Fonda se empequeñecía por momentos... |
El descubrimiento y
fulminante enamoramiento se produjo a través de una foto vista
en una revista extranjera de cine -comprada “de extrangis” en el Mercado
de San Antonio, en Barcelona- y de una de las películas
proyectadas en un ciclo dedicado a ella en TVE,
concretamente, “The lady Eve” (“Las tres noches de Eva”),
1941, dirigida por Preston Sturges.
Luego, no recuerdo si en el mismo ciclo o en otros momentos, llegarían “Stella
dallas”, “Ball of fire”, “Unión Pacific” y muchas más, alguna de las cuales las
había visto de adolescente, pero que ya contemplaba con otros ojos y muy diferente sensibilidad, con la que ya me ví sus
últimas interpretaciones en Cine, especialmente, “Walk on the wild side” (“La gata
negra”), en donde, rodeada de excelentes actrices, uno cree que su papel
debió tener mayor protagonismo, aunque fulminar a Laurence Harvey del reparto
tampoco hubiera estado de más…
Buenas películas unas,
aceptables otras y nunca, malas, aunque en algunas lo único bueno fuera ella y algunos de los componentes del reparto, a los
que hacía mejores de lo que eran; como las grandes figuras del futbol,
como Ladislao Kubala, Alfredo Di Stéfano o Johan
Cruyff, capaces de hacer parecer buenos jugadores a auténticas
mediocridades y –nótese la similitud con Bárbara- hacerlo con naturalidad, de
forma que ni ellos ni la mayoría de los espectadores se dieran cuenta.
Simultáneamente, se añadiría la
indagación sobre su vida personal, la búsqueda de unas posibles memorias, de
biografías o de entrevistas. También, el apartado dedicado al deporte, éste
último con vistas a reservarle un capítulo de mi libro, junto a su segundo y
último marido, Robert Taylor, experto aviador.
MISSY
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Robert Taylor con su avión, Missy, en honor a su esposa. |
Al ver algunas de las fotos de los primeros años de su matrimonio resulta evidente que formaban una pareja muy compenetrada, aunque ella, por razón de edad diera mayor impresión de madurez. Diferente a la formada por sus buenos amigos, Lombard y Gable, en donde era difícil decir quien protegía a quién. Fueron los matrimonios de dos parejas que llevaban muchos meses de vida en común y les iba muy bien como estaban, pero a raíz de un reportaje publicado en una revista sobre las parejas que, como otras, vivían en situación irregular, recibieron un "toque" de sus respectivos Estudios, a fin de que regularizaran su situación.
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A mí esta foto me encanta, como la mayor parte de aquellas en las que están juntos. En las actuales fotos de pareja que se publican, rara vez encuentro la sensación de complicidad, de amor compartido que se nota entre ellos. ¿Una parte amaba y otras se dejaba amar? Pasa en muchas parejas y las imágenes, implacables, lo delatan. En ésta, si pasaba, tardó en ocurrir. |
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¿Se celebraba el primer año como pareja? |
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Eran asiduos a las carreras de caballos en Santa Anita y en Del Mar, especialmente en las que participaba algún trotón de la cuadra de Clark Gable y Carole Lombard,
de quienes eran muy buenos amigos. Un cuarteto muy compenetrado, de personalidades muy diferentes pero que encajaban entre sí.
No es que fuera una gran
practicante, pero le divertía jugar al tenis y le gustaba ver los partidos de
deportistas profesionales o de conocidos suyos en campeonatos de
artistas. Carole Lombard, buena amiga suya, entrenaba con Eleanor
“teacher” Tennant, entrenadora de la gran campeona Alice Marble.
A Bárbara le divertía verla entrenar -o como se tomaba los entrenamientos- y
luego jugaba con ella.
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No jugaba tan bien como Ginger Rogers o Jeanette Mc Donald porque no pretendía participar en campeonatos, sino, simplemente, hacer deporte y divertirse, sin afán competitivo. |
STANY
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Una foto promocional en el set de "The lady Eve" |
Frank Capra, en su autobiografía, a propósito de la preproducción y rodaje de “Ladies of leisures” (“Mujeres ligeras”), producción Columbia de 1931:
“… Luego apareció Bárbara Stanwick, destinada a ser adorada por todos los directores, actores, equipos y extras. En un concurso de popularidad de Hollywood ganaría el primer premio sin siquiera alzar las manos”.
Lo curioso del caso es que en el primer encuentro saltaron chispas entre ellos porque Capra, que no la conocía, quería a otra actriz y Stanwick, en la entrevista, advirtió su rechazo y se fue hecha un basilisco. Pero Capra vió un montaje de secuencias de tres minutos de “The noose” y cambió radicalmente de opinión, pidiéndole a Harry Cohn (propietario de Columbia) que se olvidara de su petición de actriz protagonista y contratara a Stanwick.
“… Debajo de su hosca timidez hervían los fuegos emocionados de una joven Duse (Eleonora), o de una Bernhardt (Sarah). Ingenua, no sofisticada, sin importarle el maquillaje, el vestuario o la peluquería. Aquella chica del coro podía aferrarte el corazón y hacértelo pedazos…”
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"The noose", la interpretación de Stanwick que hizo cambiar de forma radical a Frank Capra su opinión sobre ella.
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Y otra opinión de peso: la da del
escritor Niven Bush, autor y guionista de "Duelo al sol" y
de otros éxitos, en una entrevista concedida a David Thomson en
1983, en la que charla sobre el film, "The furies",
dirigida por Anthony Mann en 1950. Estaba basado en una novela suya, pero de la que se
desentendió después de vendérsela al productor Hal Wallis. Dice
Bush, a propósito de las dotes de Stanwick como amazona, a pesar de lo cual... Veamos lo que explica :
"... creo que la
Stanwick debería haber sido mejor dirigida, y que las secuencias de exteriores
deberían haber sido mejor llevadas. Colocaron a la Stanwick en un
caballo palomino de culo gordo que apenas podía caminar como un pato.
Tenían miedo de que ella se cayese o algo así. La podían haber subido sobre un
caballo de verdad; era muy buena amazona... Wendell Corey era
muy insulso. Para ese papel necesitaban un tipo muy enérgico... Creo que la
Stanwick quedó muy decepcionada. Más tarde participó en otro western que hice
-y que nunca he visto- llamado "The moonlighter" (1953).
En mi opinión, la mala
dirección pudo deberse a que Anthony Mann todavía no le había
cogido el pulso a los westerns, de los que más tarde sería un consumado
maestro. Tres o cuatro años después y con James Stewart, su actor
favorito, en vez de Wendelll Corey,
"The
furies" hubiera sido muy diferente, Bárbara Stanwick no hubiera
quedado tan decepcionada y es bastante probable que le hubieran proporcionado
un caballo en condiciones.
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Montar a caballo era habitual siempre que se presentaba la oportunidad. |
Sobre el OSCAR (Academy Awards)
Cuatro veces nominada
como mejor actriz y ninguna vencedora. Es cierto que en casi todas las
ocasiones fueron magníficas actrices, quienes se llevaron el galardón, pero,
pasados los años creo que en dos de las ocasiones fue una injusticia y en una
de ellas, un absoluto despropósito.
En 1937 ganó Luise Rainer, por “La buena tierra”. Con todos mis respetos a
la ganadora por su interpretación de blanca reciclada a china, no hay punto de
comparación con la de Bárbara en “Stella Dallas”. No deja de
ser curioso que la Academia, tan propensa a premiar melodramas superlativos (o
personajes afectados de enfermedades diversas), no lo hiciera en
esa ocasión.
En 1941 la agraciada fue Joan Fontaine, por “Suspicion”. Si,
era una película apreciable, de Alfred Hitchcock, pero sinceramente
Fontaine hacía el mismo papel insulso que haría durante la mayor parte de su
carrera… Bárbara estaba nominada por “Ball of fire”, una
comedia y un personaje diametralmente opuesto al de “Stella Dallas”. Howard Hawks, el director, no estuvo
particularmente inspirado y Billy Wilder,
todavía guionista, hubiera hecho una película mucho mejor con su guion (coautor
con Charles Brackett). En cualquier
caso, la intepretación de Stanwick fue muy superior a la de Fontaine. A decir
verdad, cualquiera de las otras tres nominadas (Bette Davis, Greer
Garson y Olivia de Havilland) lo merecían más que la
ganadora.
En 1944, Bárbara Stanwick era nominada por un papel que no tenía nada que ver con
los dos anteriores: la perversa protagonista de “Double indemnity”
(“Perdición”). Ganó Ingrid Bergman por “Gaslight” (“Luz de gas”). La Historia y los
millones de espectadores que han visto ambas interpretaciones durante décadas
no creo que tengan muchas dudas sobre quién debió ganar.
Billy Wilder, a pregunta
de Cameron Crowe:
En 1948, ganó Jane Wyman por “Belinda”, mientras que Bárbara estaba
nominada por “Sorry, wrong number”, dirigida por Anatole
Litvak, otro ejemplo de su extraordinaria capacidad interpretativa, el de
una mujer aterrorizada. Hubiera podido ganar, pero en este caso lo encuentro
más razonable, verla aterrorizada por un tarado resulta chocante, pero fue
capaz de conseguir que resultara convincente. Las otras nominadas fueron Ingrid
Bergman, Olivia de Havilland e Irene Dunne.
Pudo haber sido nominada
en bastantes más ocasiones, pero hay una particularmente notable:
“Clash by night”, RKO 1952, dirigida por Fritz Lang y producida por Jerry Wald. La opinión de Lang sobre Bárbara, mencionada al principio vale la pena
contrastarla con la visión de la película.
Por cierto, Jerry Wald
se salió con la suya –¿o fue cosa de Marilyn, que lo persuadió?- y las letras de Monroe eran tan grandes
como las de los restantes intérpretes. Es de suponer que a Paul Douglas, hombre visceral, le sentara como un tiro
y no consta si al final hubo que sujetarlo para que no estrangulara a Marilyn.
En los años siguientes la cola de posibles estranguladores crecería de forma
notable…
Pero esta es otra
historia y la que toca ahora, aunque llega a su fin, es de la esta maravillosa
actriz que, por muchos años que pasen permanecerá en el recuerdo de quienes
vean sus películas.
APUNTES FINALES
DOS CABALLOS PARA BÁRBARA
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Bárbara con "el caballo de culo gordo que apenas podía andar como un pato", en "The fueries", con el "insulso" Wendell Corey. Realmente, quien escogió a Corey como protagonista sentenció al fracaso la película. Era un buen actor, pero no encajaba en el personaje ni con calzador. También puede ser que a ella le pusieran un caballo más pequeño para que no se notara tanto que allí el pequeño era Corey. |
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El caballo de "The moonlighter" ya era otra cosa, y no hace falta ser un experto en caballos para darse cuenta de que, subiera o bajara de él o lo llevara al galope Stanwick lo hacía con gran estilo. Y no era necesario subirla a una caballo inválido para evitar un percance. Con Fred Mac Murray coincidió en varias películas, de estilos muy diferentes. En todas formaron una excelente pareja. |
La mayoría de las fotos pertenecen a los archivos Corbis y Getty y, en cuanto logre localizar los nombres de todos los fotógrafos que las hicieron -de los que sólo tengo una parte y está pendiente de confirmar alguno-, lo añadiré.
En cuanto a algunos de los textos, están en las memorias o conversaciones mencionadas -está en color- y una mínima parte en Wikipedia, aunque esto último con variaciones para corregir inexactitudes.